Efectivamente, amigos: no hay sólo un Ángel Caído, el Demoño, y ni siquiera hay una única estatua en el mundo dedicada a este aviador en prácticas: también tenemos a otro personaje, Ícaro, con su correspondiente estatua.
Algún día hablaremos, cuando tengamos tiempo, del paralelismo entre muchas de las rock stars de la mitología clásica y la mitología juedocristiana.
Un claro ejemplo lo tenemos también en Prometeo, un sosias del Demoñete, desde una perspectiva que a los luciferinos les encanta repetir: otro ángel caído que, lo que pretendía era traer la luz el mundo y al que el malvado de Zeus (> Theos > Deus > Dios) hizo caer para que unos pájaros le devoraran el hígado en una eterna hepatitis aviar. A los gnósticos también les encantan estas ideas de que la salvación es el conocimiento, la luz.
Igualmente Adán y Eva fueron expulsados del Paraíso por comer del fruto del "Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal", es decir, del "Árbol del Conocimiento", eso sí, instigado por Demóñez.
Yo, por mi parte, pienso que el conocimiento, a veces, sólo trae infelicidad (la felicidad del tonto, la llaman) y prefiero las palabras de Jesús: "El que no sea como un niño no entrará en el Reino de los Cielos".
Imagen "El Ángel Caído (Ricardo Bellver) 03.jpg" procedente de Commons, bajo licencia "Attribution 2.0".
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